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espectáculo atrajo a una voluminosa multitud y las ventas se sucedieron rápidas.
El primer paciente que Barber recibió detrás del biombo tenía aproximadamente la edad de
Rob, aunque era mucho mas pequeño.
 Se cayó del tejado hace menos de seis días y mire como está  dijo el padre del chiquillo,
un tonelero.
La duela astillada de un tonel que estaba en el suelo le había atravesado a palma de la
mano izquierda y ahora la carne estaba inflamada como un leño hinchado.
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Barber indicó a Rob cómo sujetar las manos del muchacho y al padre el modo de cogerlo por
las piernas. Luego sacó de su maletín un cuchillo corto y afilado.
 Sujetadlo con firmeza  pidió.
Rob notó que le temblaban las manos. El chiquillo gritó cuando su carne se abrió al
contacto con la hoja. Salió un chorro de pus amarillo verdoso, seguido de hedor y de una
sustancia roja. Barber limpió con un tapón la corrupción de la herida y se dedicó a tantearla
con delicada eficacia, utilizando una pinza de hierro para extraer minúsculas astillas.
 Son fragmentos de la pieza que lo hirió, ¿los ves?  preguntó al padre y se los enseñó.
El muchacho gimió. Rob estaba mareado, pero se dominó mientras Barber seguía
trabajando lenta y esmeradamente.
 Tenemos que extraerlas todas, pues contienen humores culpables que volverán a
gangrenar la mano  explicó.
Cuando llegó a la conclusión de que la herida estaba libre de astillas, la limpió con un
chorro de medicina y la cubrió con un trapo. Bebió lo que quedaba en el frasco. El
sollozante paciente se retiró, feliz de abandonarlos mientras su padre pagaba.
A continuación esperaba un anciano encorvado, de tos seca. Rob lo acompaño detrás del
biombo.
 ¡Oh, señor, tengo mucha flema matinal!
Jadeaba al hablar. Barber pasó pensativamente la mano por el pecho  De acuerdo; te
aplicaré ventosas.  Miró a Rob . Ayúdalo a desvestirse para que pueda aplicarle las
ventosas en el pecho.
Rob retiró primorosamente la camisa del cuerpo del anciano, que tenía un aspecto muy
frágil. Cuando giró al paciente hacia el barbero y cirujano tuvo que cogerle las dos manos.
Fue como sujetar un par de pajarillos temblorosos. Los dedos como palillos se posaron en
los suyos y de ellos recibió un mensaje.
Barber los miró y vio que su ayudante se ponía rígido.
 Venga ya  dijo impaciente . No podemos tardar todo el día.
Pareció que Rob no lo oía.
Ya en dos ocasiones Rob había percibido esa conciencia extraña y desagradable que se
colaba en su propio ser procedente del cuerpo de otro. Al igual que en las ocasiones
anteriores, ahora se sintió abrumado por un terror absoluto, soltó las manos del paciente y
huyó.
Lanzando maldiciones, Barber buscó a su aprendiz hasta que lo encontró agazapado detrás
de un árbol.
 Quiero una explicación. ¡Y ahora mismo!
 El... el anciano va a morir.
Barber lo miro.
 ¿Que significa eso?
Su aprendiz estaba llorando.
 Para de una vez  exigió Barber . Como lo sabes?
Rob intentó hablar, pero no pudo. Barber lo abofeteó y el chico quedó boquiabierto. Cuando
empezó a hablar las palabras manaron como un torrente, pues habían deambulado por su
mente incluso desde antes de que dejaran Londres. Explicó que había presentido la muerte
inminente de su madre y que se había producido. Después supo que su padre se iría y su
padre había muerto.
 ¡Oh, Jesús mío!  murmuró Barber asqueado, pero le prestó toda su atención y no dejó de
observar a Rob . ¿Me estas diciendo que realmente percibiste la muerte en el anciano?
 Si.
No esperaba que su maestro le creyera.
 ¿Cuando?
Rob J. se encogió de hombros.
 ¿Pronto?
Asintió con la cabeza. Desesperado, solo podía responder la verdad.
Vio en los ojos de Barber el reconocimiento de que estaba diciendo la verdad.
Barber titubeó, y luego tomó una decisión.
 Prepara el carro mientras me quito de encima a la gente  dijo.
Abandonaron lentamente la aldea, pero, en cuanto estuvieron más allá de la vista de los
lugareños, se alejaron a toda prisa por el carril pedregoso
Incitatus vadeo el río con un ruidoso chapoteo y, una vez del otro lado, espantó a las ovejas,
cuyos asustados balidos estuvieron a punto de anular las quejas del pastor agraviado.
Por primera vez Rob vio que Barber azuzaba al caballo con la fusta.
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 ¿Por que corremos?  preguntó, sin dejar de sujetarse.
 ¿Sabes lo que les hacen a los brujos?
Barber tuvo que gritar para hacerse oír en medio del tamborileo de los cascos y el estrépito
de las cosas que viajaban en el carromato.
Rob meneó la cabeza.
 Los cuelgan de un árbol o de una cruz. A veces sumergen a los sospechosos en tu
condenado Támesis, y si se ahogan los declaran inocentes. Si el viejo muere, dirán que ha
fallecido porque somos brujos  vociferó, golpeando una y otra vez con la fusa el lomo del
aterrado Tatus.
No se detuvieron para comer ni para hacer sus necesidades. Cuando permitieron que Tatus
aminorara el paso, Hereford ya estaba muy lejos, pero apremiaron a la pobre bestia hasta
que cayó la noche. Agotados, acamparon y tomaron en silencio una pobre comida.
 cuéntamelo de nuevo  pidió Barber al final . No excluyas ni un solo comentario.
Escuchó con suma atención, y solo interrumpió una vez a Rob para pedirle que hablara más
alto. Cuando conoció la historia completa, asintió con a cabeza y dijo:
 Durante mi propio aprendizaje, vi cómo mi maestro era injustamente asesinado por brujo.
 Rob lo miró fijamente, demasiado asustado para hacer preguntas . A lo largo de mi vida,
en varias ocasiones los pacientes han muerto mientras los trataba. Una vez, en Durham,
una vieja falleció y llegué la conclusión de que un tribunal eclesiástico ordenaría el tormento
por inmersión o por el asimiento de una barra de hierro candente. Solo me permitieron
partir después del interrogatorio más receloso que quepa imaginar, el ayuno y las limosnas.
En otra ocasión, en Eddisbury, un hombre murió mientras estaba detrás de mi biombo. Era
joven y aparentemente había gozado de buena salud. Los alborotadores habrían encontrado
el terreno abonado, pero tuve suerte y nadie me cortó el paso cuando abandoné el pueblo.
Rob logró hablar.
 ¿Crees que he sido... tocado por el diablo?
Esa pregunta lo había atormentado todo el día. Barber bufó.
 Si eso crees, eres majadero y corto de entendederas. Y se que no eres ninguna de las dos
cosas.  Subió al carromato, llenó el cuerno con hidromiel y bebió hasta la ultima gota
antes de volver a hablar . Las madres y los padres mueren. Los viejos mueren. Así es la
naturaleza de las cosas. ¿Estás seguro de haber percibido algo?
 Si, Barber
 ¿No es posible que sea una equivocación o las imaginaciones de un mozuelo?
Rob negó tercamente con la cabeza.
 Yo digo que no es más que una impresión  declaró Barber . Ya está bien de huir y de
hablar. Será mejor que descansemos.
Prepararon los lechos a ambos lados de la hoguera. Estuvieron varias horas sin conciliar el
sueño. Barber estuvo dando vueltas y finalmente se levantó y abrió otro frasco de licor, lo
llevó hasta la hoguera en que se hallaba Rob y se acuclilló.
 Supongamos... dijo, y bebió un trago , simplemente supongamos que todas las demás
personas del mundo han nacido sin ojos y que tu naciste con ojos.
 En ese caso, yo vería lo que nadie más puede ver.
Barber bebió y asintió.
 Así es. O imaginemos que nosotros no tenemos orejas y tu si. Supongamos que nosotros
carecemos de algún otro sentido. Por alguna razón procedente de Dios, de la naturaleza o de
lo que quieras, se te ha concedido un.., un don especial. Pero supongamos que puedes decir
cuando morirá alguien.
Rob guardó silencio, pues volvía a estar muy asustado. [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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